Efecto de una dieta cetogénica en el riesgo cardiovascular de pacientes con diabetes tipo 2. Los resultados de la clínica Virta (II).
En la publicación previa quedó bastante claro que la severidad y necesidad de medicación de la diabetes tipo 2 (DM-II) puede mejorar muchísimo con una intervención intensiva que incluye una dieta cetogénica. Sin embargo, también vimos como aumentaba en un 10% el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL-C), que es un reconocido factor de riesgo para el desarrollo de aterosclerosis y enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, cabe hacerse la pregunta de qué es lo que sucede con el conjunto de factores que influyen en el riesgo cardiovascular (RCV) de estos pacientes.
A falta de datos en eventos cardiovasculares, una segunda publicación del estudio de la clínica Virta, evalúa el efecto de la intervención con dieta cetogénica en el perfil de riesgo cardiovascular de los pacientes del estudio. En la misma muestra de 349 pacientes se analizan distintos biomarcadores del metabolismo del colesterol y la inflamación, la presión arterial, el grosor íntima-media carotideo, las escalas de riesgo multifactoriales y la necesidad de medicación.
Os cuento a continuación los resultados en el análisis por intención de tratar (me he permitido redondear ligeramente los números):
- El LDL-C aumentó un 10% sí. Pero…
- el número de partículas de LDL disminuyó en un 5%,
- las partículas de LDL pequeñas disminuyeron un 21%,
- el tamaño de las partículas de LDL aumentó el 1%,
- ApoB se mantuvo sin cambios,
- ApoA1 aumentó en un 10%,
- La relación ApoB/ApoA se redujo un 9.5%,
- Los triglicéridos se redujeron en un 24%,
- El HDL aumento el 18%,
- La relación TG/HDL-c disminuyó un 29%,
- Y las partículas grandes de VLDL disminuyeron un 39%
Para los que no entienden de estos biomarcadores, lo que quiere decir es que, a pesar de aumentar el LDL-C o colesterol malo, cuando se mira en detalle y profundamente lo que pasa en la sangre de estos pacientes es que, en realidad, disminuye la aterogenicidad de todos los elementos del perfil lipídico. Es decir, aumenta el LDL-C que, a pesar de su fama, ha demostrado tener una pésima capacidad de anticipar complicaciones cardiovasculares (semejante blasfemia requiere una entrada específica que llegará), pero mejoran todos los parámetros lipídicos (o afines a la idea popular del colesterol) que si tienen capacidad de prever quien puede tener un susto.
Gráfico con los cambios en los distintos parámetros en el grupo de intervención intensiva y dieta cetogénica
La hipertensión es un reconocido factor de riesgo en pacientes diabéticos. Pues bien, también disminuyó la presión arterial. Incluso suspendiendo la medicación antihipertensiva en el 11.5% de los pacientes.
Los marcadores de actividad inflamatoria también disminuyeron (La PCR de alta sensibilidad en un 39%, y los leucocitos). Seamos de la creencia de que la actividad inflamatoria es causa de enfermedad cardiovascular o seamos de la creencia de que la inflamación es la reacción fisiológica del daño que se está produciendo en las arterias, una actividad inflamatoria baja, en ambos casos va a estar asociada a menor progresión de la ECV.
El grosor íntima-media, que es el indicador ecográfico de la enfermedad aterosclerótica a nivel de las carótidas, no cambió. Y la puntuación de riesgo de enfermedad vascular aterosclerótica a 10 años por una escala multifactorial que incluía presión arterial, colesterol total y medicación antidiabética entre otros factores, se redujo en un 12%.
Por el contrario, el grupo de cuidado habitual que se utilizó para la comparación, no experimentó ningún cambio significativo en todas estas variables. Es decir, por lo que vimos en el post anterior y por lo que vemos ahora, es como si el tipo de intervención que se ofreció a estos pacientes no sirviese para nada salvo para aumentar ligeramente la medicación antidiabética.
Gráfico con los cambios en los distintos parámetros en el grupo de cuidado habitual
Por lo tanto, como dije en el post previo, yo, elijo ser menos diabético.
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